La conducta apropiada de las mujeres en el campo de golf es un tema que merece atención. Hemos discutido ampliamente la importancia de la elegancia, la educación y la ética en el juego, abordando perspectivas de ambos géneros. En este espacio, sin embargo, nos centramos específicamente en el papel de la mujer atleta, profundizando en estos aspectos cruciales.
A menudo, se observan actitudes impropias durante las competiciones que, de alguna manera, generan incomodidad entre las participantes. A pesar de la existencia de reglas claras y manuales de etiqueta, estos principios parecen olvidarse en los momentos más cruciales.
Como mujeres, se espera de nosotras un comportamiento que refleje delicadeza y elegancia, valores inculcados desde la infancia. Sin embargo, en el transcurso de nuestras vidas, aprendemos y adoptamos conductas fuera de este marco, especialmente cuando la emoción del momento toma el control, dejando a un lado la educación tan enfatizada.
Como jugadoras, debemos considerar múltiples factores que influyen en una competición o incluso en partidas sociales jugadas por diversión.
Cada compañera es un individuo único, con sus propias velocidades y niveles de habilidad. Es esencial recordar que no estamos ahí para impartir lecciones ni para juzgar severamente; para eso están los árbitros y oficiales de reglas, que supervisan el juego en el campo.
El respeto es fundamental no solo hacia nuestras competidoras sino también hacia los caddies que nos asisten, el mantenimiento del campo de juego y los espectadores que, a menudo, disfrutan siguiendo los partidos.
Mantener nuestra feminidad no significa silenciar nuestras voces o ignorar las reglas; por el contrario, implica ejercer elegancia y cortesía, elementos clave para crear un ambiente armonioso. Esto convierte cada juego en una experiencia positiva y motivadora, incentivando el deseo de participar en más rondas.
Considera estos aspectos para enriquecer tu experiencia y la de quienes te rodean en el campo de golf.
V Márquez
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Laura Davies