29 de abril de 2024

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El sitio de la mujer en el golf.

Durante generaciones, la historia ha sido testigo de la ardua lucha de la mujer por hacerse espacio y ser reconocida en el ámbito deportivo

Durante generaciones, la historia ha sido testigo de la ardua lucha de la mujer por hacerse espacio y ser reconocida en el ámbito deportivo. Una lucha que ha enfrentado constantes barreras de discriminación de género, extendidas a lo largo de todas las disciplinas y ámbitos. En un mundo donde el modernismo promete igualdad y avance, resulta paradójico y, a la vez, descorazonador encontrar que aún persisten muros invisibles que buscan relegar a la mujer a posiciones de menor valía, perpetuando una desigualdad injusta e infundada.

Especialmente en el golf, un deporte que practico con devoción y del cual poseo un conocimiento profundo, he presenciado de primera mano cómo estas prácticas arcaicas siguen vigentes. En las competencias mixtas, donde hombres y mujeres compiten codo a codo, es evidente que aún navegamos en las aguas turbulentas de la desigualdad. La resistencia a la participación femenina en estos torneos es palpable, y se manifiesta no solo en la actitud de los competidores sino en las condiciones de juego y, de manera aún más flagrante, en las ceremonias de premiación. La discrepancia entre los reconocimientos otorgados a los hombres y a las mujeres es abismal, dejando en evidencia un desbalance que no tiene justificación alguna.

Este menosprecio no solo es un acto de injusticia flagrante sino que también subestima el poderoso legado y la contribución de las mujeres al deporte. Las mujeres en el golf no son solo competidoras; son madres, mentoras y pioneras que han dado a luz y criado a grandes talentos del deporte. Cada mujer que pisa el campo de golf lleva consigo una historia de perseverancia, dedicación y amor por un deporte que, a pesar de las adversidades, no ha logrado disuadir su pasión.

Negar a las atletas femeninas las recompensas merecidas, que este deporte tiene para ofrecer, es negar la esencia misma de lo que el deporte representa: la igualdad, el respeto y la competencia justa. Si no fuera por la pasión inquebrantable que muchas de nosotras sentimos por el juego, quizás ya hubiéramos cedido ante las presiones y abandonado la competencia, tal como algunos desearían.

Es hora de derribar estos muros de prejuicio y construir un futuro en el golf donde hombres y mujeres puedan competir con igualdad de condiciones y reconocimiento. Las mujeres en el golf no solo merecen un lugar en el campo; merecen estar en el podio, celebradas y respetadas por sus logros, su tenacidad y su indomable espíritu competitivo. El futuro del golf debe ser inclusivo, justo y libre de discriminación, donde el único criterio de distinción sea el talento y la pasión por el juego.


Vilma Márquez.